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Luis Carlos Lozano

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Volvemos a la intriga de aquellos tiempos de peleas como perros y gatos; unos defendiendo el proyecto de paz, reconciliación y cese de la guerra definitiva con las farc, la cual lleva más de medio siglo causando dolor, muerte y destrucción; otros defendiendo la guerra, aquellos que le hacen culto a la violencia, al odio y la polarización del pueblo colombiano; sembrando venganza, caos y abriendo heridas.

Estos últimos fueron los que llegaron al poder anunciando el exterminio de este grupo insurgente, posteriormente se hicieron reelegir anunciando el boom de la paz, pero fueron incapaces de hacer lo uno y lo otro; por conducir un gobierno con soberbia, y retaliaciones; situación que no los llevaron a   ningún buen puerto.

Estos mismos aparecen como una jauría de hambrientos caníbales, atizando la guerra en nombre de la paz. Con estas actuaciones instintivas, están dividiendo al país, invitándolo a una continuidad de confrontación absurda, donde seríamos todos unos perdedores, si aceptamos esta propuesta fuera de todo contexto y de raciocinio.

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La propuesta de la paz anunciada por el gobierno Santos, es un derecho constitucional, no es un triunfo solamente de un gobierno ni de un partido político, pero si le debemos a éste la iniciativa y el arduo trabajo realizado, en pro de lograr el acuerdo que hoy se anuncia y se deja a decisión del pueblo colombiano para su aprobación.  Aunque no fue un arreglo muy salomónico para las víctimas y demás afectados directos e indirectos, pero en toda negociación nadie quiere perder, pero considero que sí llegaron a un benéfico propósito para la mayoría de los colombianos, que ha sufrido la presencia de la guerra por muchas décadas.

¿A quién no le importaría vivir en paz y disfrutar de la vida?

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En esta viña del señor, hay un puñado de mercaderes de la muerte, evidenciándose en ellos una clara y evidente paranoia, al atizar la guerra con discursos incitadores a la contienda, a la misma que estamos hartos de sufrir, con sus mensajes distorsionados de la realidad que se promulga. Con este acuerdo se pretende el perdón y olvido de aquel pasado lleno de atrocidades, digno de olvidar por siempre, donde debe reinar hacia el futuro la reconciliación y la armonía duradera de Colombia.

LUIS CARLOS LOZANO OSPITIA

Abogado, escritor y corresponsal del Espinal

abogadolozano@yahoo.com

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