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Política Internacional
Posibles escenarios ante las elecciones en España
April 24, 2016
Por Ricardo Angoso
@ricardoangoso
rangoso@iniciativaradical.org
Casi todo el mundo da por hecho en España, si uno visita los principales oráculos mediáticos y académicos, que de producirse unas nuevas elecciones generales -previsiblemente a finales de junio- se repetirían unos resultados bastante parecidos a los de las anteriores. Es decir, ninguna de las cuatro grandes fuerzas del sistema político (Partido Popular (PP), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Podemos y Ciudadanos) obtendrían la mayoría absoluta y la formación de gobierno dependería, de nuevo, de la conformación de una gran coalición a dos o a tres bandas incluso, dependiendo de la conformación del parlamento.
DOS NUEVAS VARIABLES DE CARA A LOS COMICIOS
Sin embargo, creo que a estos comicios hay que agregarles dos nuevas variables que pueden cambiar sustancialmente el resultado de las urnas. La anunciada coalición de izquierdas entre Podemos e Izquierda Unida (923.000 votos y tan solo dos diputados) podría arrebatar el liderazgo al PSOE y darse el anhelado sorpasso con el que soñara durante años el líder comunista Julio Anguita. Pero, en política dos y dos no siempre son cuatro y quizá tal remedo tan solo sirva para neutralizar la acusada caída de Podemos en intención de voto, tal como revelan casi todos los sondeos publicados en las últimas semanas. El barco de Podemos, incongruencias, contradicciones y simples boutades por medio, sufre una fisura irreversible desde hace meses y es más que seguro que de repetirse hoy las elecciones no repetiría los resultados del pasado diciembre (20% de los votos y 69 escaños).
La otra variable es mucho más difícil de cuantificar. Se trata de la corrupción y en esta materia el PP es el amo de la escena. A los ya consabidos escándalos en Madrid, Valencia, Málaga y tantas partes de España que la lista sería interminable, se le vino a unir el reciente del ministro José Manuel Soria y sus papeles de Panamá. El tal Soria era un mentiroso de siete suelas que hasta el último momento trató de negar la cruda verdad y ocultar su patrimonio indescifrable. Se fue por mentiroso que no por ladrón. De aquí a junio es una eternidad, sobre todo en las filas populares, y no sería nada extraño que aparezcan nuevos escándalos de corrupción que minen aún más las ya de por sí exiguas filas populares.
Tan sólo que hubiera una gran bajada en la participación electoral, lo que no se debe obviar dado el hastío que hay en la sociedad española ante un sistema en plena descomposición, podría beneficiar, paradójicamente, a los populares y que repitieran casi los mismos resultados que en las últimas elecciones. Los siete millones de votantes al PP son inasequibles al desaliento y comulgan con las mentiras de sus líderes como si nada, como si fueran ruedas de molino que se dice vulgarmente. Pero el espectro de nuevos escándalos sigue ahí y podría tener alguna influencia electoral.
Y TRES ESCENARIOS POSIBLES
1. El primer escenario es que PSOE, Podemos e IU, vayan por separado o juntos, conformen una gran coalición de izquierdas que consiga la mayoría en los próximos comicios. Pero, desde luego, entre todos tendrían que superar los 161 diputados actuales, muy lejos de la mayoría absoluta (176), e incluso ser capaces de sumar a otras fuerzas en la votación de investidura, tales como el PNV, Bildu e incluso ERC si se consigue superar el embrollo de la famosa consulta catalana. No creo que sea el escenario de más fácil cumplimiento.
2. Como segundo escenario factible, una vez que las fuerzas políticas comprendan que no pueden estar repitiendo elecciones cada seis meses y que harán falta amplios consensos para gobernar España, podría ser una gran alianza política entre PP, PSOE y Ciudadanos. Es poco previsible que el PSOE se sumará a la misma, ya que sería el abrazo del oso, pero resultará muy difícil que el PP y Ciudadanos consigan la mayoría necesaria para formar gobierno. El problema radica en que una fuerza que podría ser determinante para sumar la mayoría -el nacionalismo catalán liderado por Democracia y Libertad- no está ahora en el juego constitucional y se ha echado, literalmente, al monte de la autodeterminación siguiendo las sendas de las payasadas identitarias y el discurso victimista de los falsos patriotas. Ya se sabe, la cabra siempre tira al monte. De poco previsible cumplimiento preveo este escenario, pero en política nada está escrito.
3.El tercer escenario, quizá el de más probable desarrollo, como ya ha ocurrido en algunos entes locales y regionales, sería un pacto PP-Ciudadanos. No olvidemos que al PP en las últimas elecciones generales le faltaron apenas 12 votos en el parlamento para tener la mayoría simple con Ciudadanos y formar gobierno. Esos votos no se los iban a dar los nacionalistas catalanes, y los vascos del PNV (seis diputados en total) tampoco servían para completar la tarta que necesitaba la ansiada mayoría. Sin embargo, a tenor de los estudios de opinión y sondeos publicados en los últimos meses, Ciudadanos podría seguir su tendencia ascendente y acercarse a la cincuentena de diputados y si el PP pudiera conservar lo que tiene (123 diputados) e incluso si aumentara la abstención y arañara dos o tres asientos más, las cuentas saldrían y darían para la más lógica de las fórmulas: un gobierno de centro derecha formado por las dos formaciones que responden a ese criterio ideológico.
Se acabaría, por defunción, con el pacto PSOE-Ciudadanos, que por mucho que se diga era contra natura, y se formaría en España un gobierno de coalición hasta ahora inédito llamado a sembrar la necesaria estabilidad política y la salida definitiva de la más grave crisis económica que hemos padecido en las últimas cuatro décadas. Este tercer escenario, para mí el más realista y cabal en las actuales circunstancias, solo tendría visos de cumplimiento si ambas fuerzas lograrán sumar más de 170 diputados en el legislativo y después conseguir la mayoría restante con los nacionalistas vascos, canarios y gallegos en su caso. Por debajo de esa cifra, será muy difícil conseguir la investidura del llamado a presidir el gobierno -otra cosa: Ciudadanos se opone a que sea Mariano Rajoy, para entorpecer más la coalición- y estaremos abocados a una segura nueva ronda de consultas agotadora, interminable, erosionante y, seguramente, inútil.
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OTROS ESCENARIOS POLITICOS
La paz en Ucrania y Siria pasa por Moscú
September 27, 2015
“La historia de los fracasos en la guerra puede resumirse en dos palabras: demasiado tarde. Demasiado tarde en la comprensión del letal propósito del enemigo; demasiado tarde en tener conciencia del mortal peligro; demasiado tarde en lo tocante a la preparación; demasiado tarde en la unión de todas las fuerzas posibles para resistir; demasiado tarde en ponernos al lado de nuestros amigos”
Ricardo Angoso
periodista Español, analista internacional
Quizá tardíamente, aunque nunca es tarde si la dicha es buena, los Estados Unidos y sus socios europeos en la escena internacional,pero especialmente Alemania, Francia y el Reino Unido, han entendido que sin el consenso, la ayuda y el apoyo político, diplomático y militar de Moscú será casi imposible conseguir la resolución pacífica de los hoy irresolubles conflictos de Ucrania y Siria.
Si de veras se quiere evitar que se repita el guión de Crimea, donde la secesión auspiciada y propiciada por Rusia llevó a la posterior anexión por parte de este país de este territorio que pertenecía a Ucrania desde1954, los norteamericanos y los europeos deben de implicar en la crisis a Moscú y dialogar en igualdad de condiciones. Y, sobre todo, deben recurrir a la diplomacia rusa para evitar que la escalada vaya a más, las milicias prorrusas del Este de esta antigua república ex soviética acepten alguna forma de acuerdo con Kiev y se ponga fin a esta sangría que hoy desangra a este país abatido por el colapso económico, el naufragio social y la guerra. La única alternativa a la diplomacia es la guerra, como dijo Obama, y no parece que haya nadie en la escena dispuesto a poner soldados sobre el terreno ucraniano para defender una causa ya perdida.
Sin la aquiescencia de Vladimir Putin, en un país donde la institucionalidad es muy débil y hay una notoria confusión de poderes, no habrá paz en Ucrania. Es necesario que los acuerdos firmados en Minsk se cumplan y que se ponga en marcha un verdadero plan de paz que lleve a las partes a unas auténticas negociaciones sin condiciones. Será humillante para las autoridades ucranianas tener que negociar con aquellos que se levantaron en armas contra el orden establecido, pero Ucrania ha perdido la guerra y no está en condiciones de intentar derrotar por la vía militar a Rusia, que es quien está realmente detrás de estas milicias secesionistas del Donetsk
.
El caso de la corta guerra en Georgia, donde su irresponsable gobierno trató de tomar por la fuerza Abjasia y Osetia del Sur, demostró a las claras los límites de la soberanía nacional de las antiguas república soviéticas y hasta donde está dispuesto a llegar Occidente, más concretamente los Estados Unidos y la OTAN, en defensa de la legalidad: hasta la pura retórica sin poner un soldado sobre el escenario para defender la misma.
Vladimir Putin y el dictador sirio Bashar al-Assad, aliados extraños compañeros de cama.
Rusia, principal aliado del régimen de Bashir al Asad. Obviamente, aunque será difícil cuantificar hasta donde ha llegado el apoyo militar y económico de Moscú al régimen sirio, sin la ayuda de Rusia al ejecutivo de Damasco que preside con mano de hierro el presidente sirio, Bashar al Asad, hoy la situación sería muy distinta y es más que probable que hoy tuviéramos un gobierno de carácter fundamentalista instalado en Siria. Los Estados Unidos y sus socios europeos, mientras Rusia servía de principal abastecedor de armas, pertrechos militares e incluso combustible al sátrapa sirio, prefirieron apoyar a los grupos rebeldes que luchan contra Asad, pero la apuesta no dio los resultados esperados y acabó alimentando, paradójicamente, al Estado Islámico que hoy se extiende a modo de gran mancha por todo Oriente Medio.
A la coalición formada contra este engendro islamista y fundamentalista, que nos ha revivido las peores pesadillas padecidas por la humanidad, se le han venido a unir en los últimos tiempos países con intereses tan dispares como Irak, Irán, Jordania, Turquía, los Estados Unidos, la UE y ahora Rusia. Incluso Israel vería con alivio el final de esta “mancha” que cada día que pasa se hace más grande en la zona y representa un peligro para la mayor parte de los Estados de la zona.
Sin embargo, haber atacado a Siria de la forma en que se hizo, siguiendo los juegos estratégicos de Washington en la región, han convertido a ese país en un Estado fallido troceado entre los kurdos, las facciones rebeldes que intentan derrocar a Asad, un sinfín de grupos radicales islámicos de todas las tendencias y el Estado Islámico. Ahora, con esta situación sobre el terreno tan volátil e incontrolable por parte del gobierno sirio, revertir este estado de cosas será muy difícil e implicará grandes esfuerzos políticos, económicos y militares. Y, sobre todo, habrá que conformar una gran coalición capaz de derrotar al “monstruo” integrista creado por unas grandes potencias que no supieron ver los peligros que nos acechaban. No hay mayor animal que el hombre, capaz de tropezar dos veces en la misma piedra y cometer los mismos errores ya vividos en Afganistán y otras latitudes.
Llegados a este punto de no retorno, y en que está en juego una batalla a vida o muerte entre el integrismo más radical y el establecimiento de un statu quo que permita a Occidente salvar la cara en esta parte del mundo, Rusia tiene que estar dentro de “juego” y defendiendo nuestros intereses en Oriente Medio. Dejar fuera a Rusia puede significar el fracaso de esta estrategia. El coste será muy alto, quizá la rehabilitación política de Bashar el Asad y el regreso de Siria a la escena internacional. Pero será un precio bajo si evitamos que el Estado Islámico siga extendiéndose, desestabilizando a todos los vecinos, incluidos nuestros aliados turcos, jordanos e iraquíes, y permitiendo que su prestigio siga creciendo en el mundo musulmán, contribuyendo así a que su amenaza se acabe convirtiendo en el largo plazo en un peligro mucho más global y letal.
La historia demuestra que las guerras se pierden por dos mágicas palabras, demasiado tarde, que resumía el general MacArtur de una forma genial y sintética:”La historia de los fracasos en la guerra puede resumirse en dos palabras: demasiado tarde. Demasiado tarde en la comprensión del letal propósito del enemigo; demasiado tarde en tener conciencia del mortal peligro; demasiado tarde en lo tocante a la preparación; demasiado tarde en la unión de todas las fuerzas posibles para resistir; demasiado tarde en ponernos al lado de nuestros amigos”. No hay tiempo que perder, sino fuerzas que agrupar y hacer frente a un enemigo siniestro, cruel y brutal. Y para vencerlo, le cueste o no reconocerlo a nuestras cancillerías, tenemos que contar con Moscú, de la misma forma que hace 70 años justos fuimos capaces de derrotar a la bestia nazi con la ayuda de los rusos y entrar triunfantes en Berlín
el dictador sirio Bashar al-Assad y Vladimir Putin
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