Predicciones nada audaces sobre el futuro de Colombia ante el nuevo año
La crisis y división del uribismo se hará presente y el movimiento se mostrará como poco irrelevante
Por Ricardo Angoso
Enero 7 de 2016
1.¿Estallará la burbuja inmobiliaria colombiana? La respuesta a esta cuestión se responde con otra pregunta: ¿cómo es posible que un apartamento en el norte de Bogotá valga más que en Manhattan o en Miami? Los precios de los bienes raíces en Bogotá, pero también en Cartagena y otras ciudades del país, no responden a ninguna lógica y no tienen relación con el nivel de vida ni con los salarios del país. Ni con los servicios tercermundistas del país. Se trata, sin lugar a dudas, de una burbuja llamada a estallar. El metro cuadrado en algunas zonas de Bogotá está en torno a los 3.000-4.000 dólares, mucho más alto que en muchas ciudades europeas y norteamericanas, una bomba de relojería que reventará pronto. Solo nos falta en saber cuándo. Una fábula así no se mantiene toda la vida, es la economía, estúpido, que decía Clinton.
2.La crisis económica se agudizará y mostrará el fracaso de las políticas de este ejecutivo. La crisis ya está aquí, por mucho que se empeñen en negarlo al unísono el presidente Santos y su fiel escudero Mauricio Cárdenas, que parece que nos toman por tontos cuando se explican. Y no hay maquillaje ya en el mundo que oculte esta auténtica recesión. Los principales valores de la bolsa han perdido un 50% de su valor este año -Ecopetrol un 90%-, el peso colombiano se ha devaluado en un 65%, el déficit de la balanza de pagos es el más alto de la historia del país, las grandes multinacionales se están marchando por los altos impuestos y pocas garantías y la inflación, junto con el desempleo -el real, no el de las cifras trucadas-, aumenta. ¿Alguien da más? Eche un vistazo a la calle y vea la realidad, no la que le cuentan en el mundo de 1984 y Santos.
Ex-presidente Alvaro Uribe Vélez y Oscar Iván Zuluaga
3.La crisis y división del uribismo se hará presente y el movimiento se mostrará como poco irrelevante. Haber
basado toda su estrategia política de crítica a este ejecutivo en el asunto del proceso de paz le ha convertido en una suerte de disco rayado que ya cansa y agota a todos, incluidos a los uribistas. Los pésimos resultados obtenidos en las elecciones locales y departamentales deberían haber llevado a una reflexión a esta formación política que carece de una estrategia global, de un verdadero programa para el país y de un análisis real de la situación social, política y económica de Colombia. No solo de demagogia vive el hombre, queridos uribistas, hacen falta ideas, visiones y proyectos para hacer frente a los grandes retos y desafíos que tiene la Nación sobre la mesa. ¡A riverdecci, dejen paso a otros!
4.Los partidos tradicionales -liberales y conservadores- seguirán su viaje hacia ninguna parte. Como cascarones vacíos que son desde hace décadas, tras haberse alejado de sus bases sociales y no ser más que meras entidades burocráticas al servicio de unas castas absolutamente corruptas, frívolas y abyectas, las viejas formaciones tradicionales de Colombia están destinadas a morir. Solo falta que la sociedad civil sea capaz de configurar nuevas fuerzas que representen a la Colombia real y no a unas viejas oligarquías que se resisten a desaparecer como los dinosaurios y dar paso a una nueva clase política. En cualquier caso, liberales y conservadores ya no representan a nadie, por muchos años de historia que tengan y presenten un pedigrí plagado de más miserias que grandezas. Una historia nefanda cargada de traiciones a su pueblo, crímenes sin resolver, abusos, saqueo de las instituciones y una corrupción que como un cáncer gangrena a un país cansado de esperar en la cola de la historia, es el único patrimonio que pueden ofrecer estos dos partidos. Es hora de conformar nuevos partidos que sean auténticos transmisores de la representación política de la sociedad.
5.Estancamiento del país en todos los órdenes, pero especialmente en salud, educación, turismo y seguridad. Solamente un estúpido o un desinformado puede defender el actual sistema de salud colombiano, un caos sin necesidad de buscar más eufemismos y que no responde a las necesidades de los colombianos. De la educación, ¿qué más se puede decir? Según el informe PISA, que publica cada año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Colombia ocupa el puesto 64 de 65, solamente superada por Perú, en lo que respecta a la calidad de su sistema educativo, si es que se le puede llamar sistema a esa tierra de nadie donde educar es una quimera. Turismo es otra de las áreas en claro retroceso y sin señales en el horizonte de que vaya a mejorar, ya que hasta la paleocomunista Cuba, con sus exiguos servicios y baja calidad de los mismos, dobla a Colombia en número de turistas: 3,5 millones recibe la isla caribeña frente a los escasos 2,0 millones que recibe el “paraíso” de Juan Manuel Santos. Auténticos ineptos, con el debido respeto a los ineptos, dirigen la gestión del sector turístico en este país. La seguridad, sobre la base de datos oficiales, terminará el año en claro retroceso y el número de delitos ha aumentado -el 85% de los delitos no se denuncian- y no se percibe -proceso de paz por medio- una disminución en el número de las acciones delictivas por parte de las FARC y el ELN.
6.La agonía de la izquierda se convertirá en estructural y no en un fenómeno pasajero. La izquierda colombiana, tras sus últimos fracasos electorales en todas las citas y haber perdido ignominiosamente la alcaldía de Bogotá, parece no tener remedio. A sus consabidas divisiones internas, por sus pedestres luchas en clave personalista, hay que añadir su atomización creciente, la falta de un liderazgo claro tras el fracaso de Clara López en las elecciones locales, su escasa definición estratégica en temas clave y su pésima imagen en la sociedad colombiana, a merced de tres deplorables gestiones de alcaldes de izquierda al frente de la ciudad de Bogotá. La santa trinidad conformada por Lucho Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro, cuyo sainete concluye en estos días afortunadamente, constituyen un capítulo tragicómico en la historia de la ciudad si no fuera porque sus atroces gestiones y errores afectaron a millones de seres humanos.
Gustavo Petro y Clara López
7.El Establecimiento definirá su fórmula presidencial para las próximas elecciones. Los poderes fácticos de Colombia, es decir, las grandes fortunas que controlan los medios de comunicación, la banca, las grandes industrias y el tinglado político, ya están pensando en la sucesión de Santos. Todo parece indicar, si no hay cambios, sobresaltos u outsiders de última hora, que Germán Vargas Lleras, un persona bastante despótica, de mal carácter, que parece saber de todo y con una retórica gritona de los años treinta, será el designado por la oligarquía más rancia de todo el continente para la máxima magistratura del país. El candidato vicepresidencial de la fórmula será elegido entre un niño pijo de la jet set bogotana, Martín Santos, que no por casualidad es hijo del actual comandante en jefe del país, el negociador de la “paz” de los cementerios Humberto de la Calle -que rivaliza por la misma candidatura pero su oratoria cantinflesca le lastra- y un ministro de Economía, Mauricio Cárdenas, que ha hecho cierta aquella aseveración de Groucho Marx que es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas.
@ricardoangoso
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