¿Cómo podría influir la crisis de Venezuela en las próximas elecciones de España?
Los problemas de Venezuela lo han convertido en una presencia familiar en los medios informativos de todo el mundo. Y eso también sucede en España.
Pero, en el caso español, la cobertura sobre el país sudamericano no sólo es particularmente abundante: a menudo también parece pertenecer más a la sección de política nacional que a la de noticias internacionales.
El ejemplo más reciente –y tal vez el más obvio– es el de la visita que esta semana hizo a Caracas el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que recibió abundante despliegue en los principales medios españoles.
Pero estos también le dan amplia cobertura a temas mucho más arcanos, como las credenciales académicas de la presidenta del Tribunal Supremo de Venezuela, Gladys Gutiérrez Alvarado. Ambas historias, sin embargo, tienen un denominador común que parece explicar la aparente obsesión con los asuntos venezolanos en España. Se trata de Podemos, la joven agrupación política que en las últimas elecciones generales logró, junto a Ciudadanos, romper el bipartidismo que dominó la política española en los últimos 30 años.
"Profesores de Podemos doctoraron a la juez clave de Nicolás Maduro", fue, por ejemplo, el titular empleado por el diario El Mundo para su artículo sobre Gutiérrez (y también la razón por la que los estudios de la magistrada venezolana encontraron lugar en sus páginas). Y como destacó El País en uno de sus muchos artículos sobre la visita de Rivera a Venezuela, el líder de Ciudadanos mencionó a sus rivales políticos nada más pisar Caracas.
"La precampaña electoral española entra en Venezuela", concluye la crónica de El País que da cuenta de su llegada. En contraste, Venezuela hace tiempo se metió de lleno en la política de España.
Vínculos venezolanos
Efectivamente, como explica Lluis Orriols, profesor de Análisis Político de la Universidad Carlos III de Madrid, Venezuela entró con fuerza en el debate público luego del surgimiento de Podemos, "por los vínculos de las élites del partido con el gobierno venezolano". El gobierno de Hugo Chávez fue uno de los financiadores de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, en cuya junta directiva coincidieron varios de los fundadores del movimiento que se registró formalmente como partido político en marzo de 2014. Y, según Orriols, eso no dejaba de representar una debilidad para un proyecto que aspiraba a capturar votantes en todos los sectores del espectro político. "En 2014 y 2015 (la vinculación con Venezuela) ayudó a los adversarios de Podemos a cuestionar su discurso de transversalidad", explicó Orriols. "Les servía para tratar de arrinconar a Podemos hacia la izquierda o la extrema izquierda", le dijo a BBC Mundo.
En el equipo de confianza del secretario general del PSOE se critica con calificativos de alto calibre la visita del expresidente Zapatero a Venezuela y, en concreto, su foto con Nicolás Maduro, algo que también ha soliviantado a Felipe González./foto/ vopopuli.com
El profesor cree que la reciente alianza de Podemos con Izquierda Unida le ha quitado utilidad a esa maniobra, pues la misma ya los ubica claramente del lado izquierdo del espectro. Pero el asunto sigue persiguiendo al movimiento encabezado por Pablo Iglesias, especialmente ahora que figura en segundo lugar en las encuestas. De hecho, uno de los logros de Rivera en su visita a Venezuela fue que laAsamblea Nacional de ese país –controlada por la oposición– convocara a Podemos para que señale si había recibido financiamiento del gobierno de Hugo Chávez, algo que la agrupación niega y afirma ya haber aclarado en los tribunales locales. Pero ese es sólo uno de los muchos asuntos potencialmente problemáticos que resultan de su asociación con Venezuela.
Cuestión de juicio
Efectivamente, la reticencia de Podemos a condenar abiertamente al gobierno de Nicolás Maduro –la agrupación, por ejemplo, se abstuvo en la votación de una "proposición de no ley" aprobada que pedía al gobierno español tomar medidas para la liberación "de los presos políticos" en Venezuela– les ha servido a sus adversarios para cuestionar las credenciales democráticas del movimiento.
Y las noticias que dan cuenta de la crisis económica, de la situación de violencia, o de la falta de separación de poderes en el país sudamericano, ciertamente les son útiles a todos los interesados en poner en duda el buen juicio del movimiento que preside Pablo Iglesias. "En mi país hay partidos que apoyan lo que pasa aquí", dijo por ejemplo Rivera antes de dejar Caracas, para luego agregar que si ese era el modelo político y económico de Pablo Iglesias para el futuro de España "me va a tener enfrente". Y con nuevas elecciones generales a la vista (26 de junio) eso no sólo lo hacen los partidos percibidos como de derecha, como el gobernante Partido Popular o Ciudadanos.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), tradicionalmente percibido como de centro-izquierda, y sin ninguna duda la agrupación política más perjudicada por la irrupción de Podemos, también parece dispuesto a jugar la carta Venezuela.
"Los que hablan aquí de puertas giratorias se han olvidado ya de Venezuela y de lo que cobraban por asesorar a ese gobierno y a ese partido que arruinó al país más rico de América" declaró, por ejemplo, en diciembre de 2015, el expresidente Felipe González, figura emblemática del PSOE.
"Los dirigentes máximos de Podemos ya no hablan de Venezuela. Parece que no lo conocen", ironizó en esa oportunidad el expresidente. Mientras que las constantes menciones a Venezuela del actual presidente español, Mariano Rajoy, llevó a Podemos a acusarlo de querer utilizar el tema como una cortina de humo para evitar hablar de los problemas que heredará su gobierno. Esa también es, parece, la estrategia de Podemos en lo que respecta al protagonismo que ha adquirido el tema Venezuela: tratar de cambiar de tema y llevar el debate hacia los problemas de la propia España. "Es posible que haya quienes en esta campaña tengan ganas de hablar de países muy lejanos al nuestro", advirtió recientemente Iñigo Errejón, el secretario político del movimiento.
"En una campaña electoral utilizar la situación de otro país como arma arrojadiza no es propio de una democracia como la nuestra", dijo por su parte Pablo Iglesias.
Y, para mientras, en las redes sociales sus simpatizantes acostumbran ironizar con lo que describen como una obsesión con Venezuela.
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